El Presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa, al firmar y promulgar dicha ley, los 60 presos que fueron condenados a muerte, se quedaron salvados. Emmerson Mnangagwa, quien enfrentó la pena de muerte en la década de 1960, durante la guerra de la independencia, aprobó la ley esta semana después de que el Parlamento aprobara el Proyecto de ley.
La Ley de Abolición de la Pena de Muerte, publicada en el Boletín Oficial ayer martes, primer día del año 2025 establece que los Tribunales ya no pueden imponer la pena capital por ningún delito y que cualquier pena de muerte existente debe conmutarse por pena de prisión. Sin embargo, existe una disposición según la cual la suspensión de la pena de muerte puede levantarse durante un estado de emergencia.
Amnistía Internacional describió la ley como “un rayo de esperanza para el movimiento abolicionista en la región”. Otros países africanos como Kenia, Liberia y Ghana han dado recientemente «pasos positivos» para abolir la pena de muerte, pero aún no han incorporado la ley a su legislación, según el grupo de defensa de los derechos humanos que hace campaña contra la pena de muerte.
Mnangagwa, quien dirige Zimbabue desde 2017, ha expresado públicamente su oposición a la pena capital. Habló de su experiencia al recibir una sentencia de muerte (luego conmutada por 10 años de prisión) por hacer estallar un tren durante la guerra de independencia contra el gobierno de la minoría blanca. También utilizó amnistías presidenciales para conmutar penas de muerte por cadena perpetua.
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