Hace algo más de dos meses aproximadamente, una familia numerosa se salvó por los “pelos” tras derrumbar una parte del edificio colonial en el que residían o al menos al que siguen residiendo frente al estadio de La Paz de Malabo.
Tras lo ocurrido, la reacción del Gobierno específicamente desde el Ministerio de Obras públicas a través de su Ministro Diosdado Nsue Medja fue inmediata. Inclusive ordenó de esta manera el desalojo de tanto las víctimas como sus vecinos de este inmueble colonial con la propuesta de que estos buscasen donde quedar asegurándoles que el Gobierno les “gestionaría” cobijo.
En esta misma línea, la alcaldesa de Malabo, María Coloma Edjang Mbengono propuso como alternativa de solución gestionarles posada en las viviendas sociales de Buena Esperanza.
Y a día de hoy no se ha vuelto a pronunciar nadie al respeto, y los moradores siguen en el edificio de manera tranquila tanto que muchos han comenzado a reformar sus viviendas levantando nuevas paredes con bloques e instalando nuevas puertas.
“La verdad es que tenemos miedo de quedarnos aquí pero tampoco tenemos muchas opciones de dónde ir a estas alturas” explica unos de los propietarios de un piso de este edificio.
Según las informaciones de la alcaldía de Malabo y obras públicas recabadas en el día del derrumbe, desde el 2016, el Gobierno ya había avisado a los ocupantes abandonar el edificio debido a su estado de deterioro, y a finales del 2019, el primer ministro Obama Asue volvió a llamarles la atención.
No obstante, el derrumbe es un avisó de lo peor que podrían salir las cosas si no se tomasen las medidas cautelares propuestas por ingenieros civiles y de construcción mientras tanto, no llega la solución al edificio, que ahora están volviendo a parchear los propios residentes.