La campaña cacaotal que está llevando a cabo el Instituto de Producción Agraria de Guinea Ecuatorial (INPAGE), está conociendo buenos resultados según aseguran los directivos. Este aumento en la producción proviene de las extensiones de la parte continental del país.
En la tarde de ayer se produjo el tercer embarque a tierras españolas desde el inicio de la campaña agrícola 2020, la cual los directivos de INPAGE han informado que se ha registrado un ligero aumento debido a que muchos agricultores se han vuelto a sumarse a esta actividad después de haberla abandonado progresivamente por la falta de ingresos y materiales para su desarrollo. Uno de los obstáculos que alegan los técnicos que sigue mermando su comercialización es el tema de la certificación.
Sin embargo, más allá de estos registros, la actividad del cacao en el país ha caído drásticamente comparando con los tiempos pasados en los que el cacao constituía la principal fuente de ingresos en el país.
Hasta la independencia en 1968, la producción de cacao en Guinea Ecuatorial experimentó un crecimiento más rápido que el de la producción mundial, pasando de unas mil toneladas en 1901 a un máximo superior a las 40.000 en la campaña 1967/68, de las cuales 38.000 provenían de la Isla de Bioko. Pero mientras la producción mundial siguió creciendo a tasas importantes entre 1969 y 1990/91, en Guinea Ecuatorial cayó hasta menos de ocho mil toneladas (nivel similar al de 1925). Actualmente, Guinea Ecuatorial es un productor marginal, cuya producción sigue disminuyendo hasta la actualidad.
Un ejemplo comparativo evidente se refleja en el informe elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas de Guinea Ecuatorial (INEGE), el cual recoge la producción desde los años 1996 al 2014, donde en principio se llegó a obtener unas 3447,87 toneladas métricas a las 583,88 toneladas en el 2014, que ahora se han vuelto a disminuir drásticamente en el año 2020.
La situación estadística indica que el comercio de cacao en Guinea Ecuatorial ha experimentado una fase de escaseces estructurales de la oferta, con déficits de producción y exportación en casi todos los años de cosecha de los últimos 10 años.