El número indeterminado de conflictos tras la muerte de muchos ecuatoguineanos, un sinfín de propiedades intestadas en el país y los continuos litigios confirman a día de hoy la necesidad de fomentar la «cultura del testamento»
Es mejor decidir en vida el destino de nuestros bienes y quién se hará cargo de ellos a nuestra muerte, en especial si en un futuro eso puede causar algún conflicto.
En nuestro país la gente muere sin hacer este trámite y, por ello, siempre hay conflictos. Es importante hacer testamento antes de que sobrevenga cualquier enfermedad o accidente.
Si desea asegurarse de que su patrimonio y todos sus bienes vayan a las personas adecuadas después de su muerte, entonces es esencial tener un testamento debidamente redactado y ejecutado.
Si muere sin dejar un testamento, su herencia se podría repartir contrariamente a lo que hubiera sido su voluntad.
Se trata de un instrumento regulado en nuestro Código Civil, entre los artículos 662 a 743. Como documento contiene tales disposiciones testamentarias. En este sentido resulta útil para interpretar la voluntad del testador. Por eso es importante que se redacte con la asistencia de un abogado y un notario, que se encargarán de que el testamento no incumpla la legalidad y manifieste con precisión los deseos del testador.
Termino con esta frase de JEAN DE LA BRUYERE:
“Los moribundos que hablan de su testamento pueden confiar en ser escuchados como si fueran oráculos.”