Todos los sectores han sufrido los estragos de la pandemia del coronavirus, pero el de la hostelería hasta ahora no levanta cabeza. En Guinea Ecuatorial las comerciantes de ferias y bares siguen en la misma ruina en la que entraron en el mes de marzo del año 2020 cuando el Gobierno dictó el primer confinamiento domiciliario y el cierre total de la hostelería.
A día de hoy, este sector está arruinado y apenas tienen esperanzas. Durante las charlas que este medio ha tenido con muchas mujeres cuya única fuente de ingresos eran estos bares, aseguran atravesar una situación angustiosa. Las ferias de Cocoteros, Alcaide, María Cano, Santa María III, Ela Nguema, entre otras, sumados a los bares y chiringuitos hasta ahora siguen cerrados.
Las mismas dificultades atraviesan los dueños de discotecas, quienes a pesar de ver paralizada su actividad durante tanto tiempo, tienen que lidiar con gastos como el alquiler de los locales y la electricidad; lo que supone una calamidad para ellos. Los empresarios advierten que sin apenas facturar, «no pueden cubrir los gastos corrientes, como el arrendamiento e impuestos.
“Hoy, el 90 por ciento de los establecimientos corren el riesgo de quebrar si esto sigue así económicamente un mes, mes y medio, más. No creo que las empresas y familias vayan a aguantar más”, nos ha dicho en anonimato un dueño de un paff de Malabo. “Estamos considerando que ya se van a la quiebra un 30 por ciento de los establecimientos.
¿Es inminente el escenario de quiebra? –Sí, claro porque no vemos un escenario favorable para los establecimientos, nada más en arrendamientos y salarios y salarios caídos y liquidaciones, los lugares se van a ir a la pérdida, afirma.
Al inicio de la pandemia se habló de un plan del gobierno para apoyar a estos sectores económicamente, pero parece que hasta ahora ninguno o muy pocos se han beneficiado de estas ayudas (salvo los auxilios del PNUD junto con el ministerio de Comercio, que tampoco han podido dar abasto).
Muchas de las feriantes arruinadas por no poder abrir sus locales manifiestan estar al borde de una crisis económica, la cual repercute directamente en sus familias. “Ahora dar de comer a mis hijos es demasiado difícil. Además todavía no puedo completar la matrícula que tengo pendiente en los centros escolares donde asisten mis dos hijas y ya no hablo de pagar la casa y el resto de gastos. Ya no puedo más. Tanto tiempo sin poder abrir el bar y sin ninguna ayuda no es justo. Estamos abandonadas. Hasta ya ni mi local existe”, nos confiesa con lágrimas en los ojos una joven de 27 años que tenía el local en la feria de Alcaide que ya ha sido destruida por el viento del actual temporal de época lluviosa en Malabo.
Este gremio pide al gobierno ayudas directas al sector para evitar la desaparición y reactivar los puestos de trabajos que ahora ya se han perdido por el cierre de más de 14 meses.