“Si mi marido no me pega es porque no me quiere” esta es una frase habitual en Guinea Ecuatorial especialmente a principio del siglo XXI, mucho más durante la primera década.
Aunque no se tienen cifras exactas o aproximadas de las mujeres que sufren violencia en sus hogares y en sus familias, cada vez son más frecuentes los abusos que se producen a este grupo poblacional a nivel de Guinea Ecuatorial.
La violencia contra la mujer supone un grave problema de salud pública y una violación de los derechos humanos de las mujeres según confirman desde la OMS. Una de cada tres mujeres el 30% del mundo han sufrido violencias físicas, psicológicas, sexuales, acosos, insinuaciones, etc. tanto de parte de su pareja como por terceros en algún momento de su vida.
Con la creación del departamento de la promoción de la mujer en el país, muchas han tenido la valentía de enfrentarse a sus agresores tanto con la ayuda de una amiga, la motivación de la familia o respaldadas por algún ciudadano.
“En el año 2005 tenía una pareja que me consideraba de su propiedad. La verdad me ayudaba bastante con mis tres hijos cuyos padres nunca se hicieron responsables de ellos aunque mi hermana no le soportaba. Llegó un momento que ya no venía a mi casa, porque yo le dije que a mi marido no le gustaba las ideas que ella tenía ” Inés recordaba así su pasado, una señora de 54 años que habló con la redacción de este periódico «cuando mi hija se casó yo no podía permitir que se repitiera la misma historia. Es mi hija y me importa muy poco lo que puede hacerme mi yerno».
Han pasado 61 años desde la muerte de las hermanas Mirabal, en manos de los agentes del servicio militar del régimen de Rafael Trujillo y desde la declaración del día internacional contra la violencia de género (1999) para generar conciencia de esta realidad, son muchas las mujeres y niñas que han sufrido abusos, agresiones y violencias de parte de particulares y por ideologías históricas, culturales y religiosas pero, con cada paso que se da, se avanza hacia una problemática que parece no llegar a erradicarse.
