La utilización de las señales de tráfico empezaron a ser universales y muy frecuentes en las carreteras desde el pasado siglo XX, y estos sirven para informar a los conductores de vehículos y a los peatones sobre cómo transitar por las vías públicas. Teniendo en cuenta que en Guinea Ecuatorial, especialmente en los últimos meses se ha intensificado la protección de menores en todos los sentidos y es en este sentido que se hace conveniente trasladar dicha protección igualmente a los espacios donde frecuentan los mismos.
Ciertamente, resulta inevitable que a medida que crecen las ciudades no aparezcan nuevos espacios destinados al ocio o en su caso, a la educación y por lo tanto, es imperativo que se priorice la inserción de la señalización en estos entornos o espacios de nueva creación, para regular el tráfico con el propósito de evitar accidentes.
En la ciudad de Malabo, concretamente en zonas donde frecuentan los menores, como las escuelas o iglesias es habitual observar alguna señal de ceda el paso, incluso existen entornos donde se han habilitado pasos a nivel, semáforos o badenes, para indicar a los conductores de vehículos motorizados que circulen con mayor precaución en dichas zonas. Sin embargo, no podemos obviar que en el país también existen algunos colegios de nueva fundación, y los cuales todavía no cuentan con estas señales de tránsito, tal es el caso del nuevo complejo educativo situado detrás de las Viviendas Sociales de Malabo II (rotonda Arab).
Un equipo de esta Redacción visitó dicha zona recientemente, y pudo percatar que el centro se encuentra ubicado en una calle secundaria, concretamente a unos 150 metros de la carretera principal. Una carretera principal donde la mayor parte de los escolares vienen a esperar a sus padres a la salida de la escuela y parte de ellos viven al otro lado de la misma, por lo que tienen que atravesarla arriesgándose la vida al tener que intuir la velocidad de los vehículos, para ganarse el tiempo de cruzar la carretera sin que fueran atropellados.
Este complejo educativo, lleva funcionando desde el año escolar 2022-2023, no se ha reportado hasta la fecha alguna complicación con sus alumnos, pero la directiva es consciente de que la carretera principal supone un peligro para la comunidad estudiantil del centro. Un centro que acoge a niños desde la edad de la guardería hasta el segundo curso del bachillerato.
Fuentes internas de la institución han informado que conociendo el peligro, han considerado las opciones de informar a las autoridades competentes sobre la situación y han presentado las propuestas de colocar badenes en la zona principal, para obligar a los conductores reducir la velocidad o de otra manera, habilitar un paso peatonal o un paso a nivel por la zona para garantizar la seguridad de los menores, pero hasta el momento siguen esperando la respuesta.
Por su lado, algunos padres y tutores de los alumnos del centro comentan que es un error imaginar que todos los padres tienen vehículos, para recoger a sus niños de la escuela. «A pesar de haber prohibido a los padres a no dejar que los niños vayan solos a la escuela, esto no se va a realizar de la noche a la mañana. Los niños van y regresan solos de la escuela. Por ejemplo, hay casos en los que un niño de 11 años lleva a la escuela al de siete u ocho años». Explican.
«Aunque un padre les diga: mirad bien la calle antes de cruzar y en el colegio se lo repitan; son niños y cuando están jugando se les olvidan las cosas. Pienso que hay que tomar otras medidas más protectoras con ellos. No solo en las calles de este colegio, sino porque hay otros en los que no hay seguridad para los niños.» Ha matizado un vecino de la zona.
Desde esta Redacción se apela a la precaución de los conductores, mientras auguramos esperanzas de que se puedan tomar las disposiciones necesarias, para implementar algún mecanismo que ayude a controlar el tráfico en este y otros entornos educativos que todavía carecen de estas herramientas de seguridad y prevención de accidentes, antes de llegar a lamentar una situación de esta naturaleza.