Disponer de agua potable en las viviendas del barrio Buena Esperanza 1, zona «AA», es una de las principales preocupaciones de los residentes de la misma. «Tenemos que recorrer el barrio todos los días para conseguir agua», explica Salvador Esono, uno de los vecinos del barrio. La falta de agua potable en esta zona obliga a los padres tener que pedir a sus hijos que crucen la carretera para buscar este líquido vital al otro lado de la calle, a pesar del riesgo que supone para ellos, si se tiene en cuenta el exceso de velocidad de los vehículos que circulan por esta ruta que conecta las ciudades de Malabo y Baney.
“Mis hijos tienen que madrugar casi todos los días para ir a buscar el agua. Tenemos unos tres señores que habilitaron grifos en sus patios, para que más o menos, la vecindad pudiera tener agua. Y, cada mañana, si te vas a un grifo y encuentras que no sale, tienes que recorrer todo el barrio para encontrar otro grifo abierto. Pero, también hay días en los que el agua no sale en ninguno de ellos, o si sale, te encuentras con una cola interminable y tienes que pasar horas y horas para poder coger al menos un cubo de agua”, continúa.
Esta parte del barrio Buena Esperanza 1 está repartida en dos bloques de edificaciones. Por un lado, están las viviendas construidas por la empresa Lemna Consulting and Management S.A, mientras las otras fueron construidas por la empresa Arab Contractor, y las construidas por esta última son las que disponen de suministro de agua, aunque el mismo, según los moradores, no es estable ya que aparece hacia las 6:00 o 7:00 horas de la mañana y desaparece sobre las 10:00 horas y en la tarde, sale a partir de las 16:00 hasta las 19:00 o 20:00 horas.
Las viviendas construidas por la empresa Lemna son las que presentan la falta de abastecimiento de agua potable. Según los testimonios de los residentes, estas obras fueron paralizadas antes de su acabado. Las casas no terminaron, y la inmobiliaria que se encarga de la gestión de los inmuebles públicos empezó a venderlas a los ciudadanos. Las necesidades básicas como la habilitación de pozos negros o arquetas comunes, y la instalación de la red de suministro de agua quedaron pendientes de ejecución. “Muchos compramos estas casas y encontramos que no tenían ni puertas ni pozos negros. Las necesidades que tenemos los que vivimos aquí son un poco interminables. Gastamos algo más de 30.000 Francos CFA mensuales en agua. Y, cuando no nos da para poder llamar a los camiones cisternas, acudimos a los patios de algunos vecinos, solo para poder llenar las botellas para tomar”, alegan.
Además, los vecinos también matizan que el tema de agua afecta mucho a su tranquilidad, porque piensan que no tienen la seguridad de poder bañarse, de lavar, incluso cocinar. “Tenemos muchas carencias, pero el agua…, si no tienes agua es imposible que hagas nada”, manifiestan algunos, mientras otros explican que esta carencia de agua que sufre el barrio solo les afecta en la parte del consumo, ya que tienen un río que les reduce considerablemente el gasto en agua, dado que se bañan y lavan sus ropas en este río, aunque una vez que llega la sequía, lamentablemente el río desaparece.
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