En los últimos años, Guinea Ecuatorial ha conocido un crecimiento notable a nivel de sus infraestructuras urbanas, donde destacan las pasarelas peatonales presentadas como un paso hacia unas ciudades más seguras y modernas. Estas estructuras, concebidas como una solución para mejorar la seguridad vial y facilitar el enlazamiento de calles, fueron construidas tras un alarmante aumento de atropellos, algunos mortales, especialmente en áreas con alta afluencia de peatones. Sin embargo, a pesar de tal propósito, a menudo se observa que muchas personas siguen optando por cruzar las carreteras obviando estas pasarelas.
A pesar de las buenas intenciones y la inversión realizada, la realidad es que muchas de estas pasarelas permanecen casi vacías. La mayor parte de los ciudadanos prefieren cruzar las calles de manera imprudente, ignorando las estructuras diseñadas para su seguridad. Ante este fenómeno, en esta investigación se descubre los motivos que podrían deberse a esta falta de hábito del uso de puentes peatonales. Los motivos se atribuyen a varios factores.
En primer momento, se destaca el aspecto de la Accesibilidad y Comodidad. Los usuarios de las vías sostienen que algunas pasarelas no están situadas en lugares requeridos o estratégicos y se debe hacer un desvío considerable para llegar a ellas, lo cual puede resultar incómodo, suponiendo, además, un gran esfuerzo físico, especialmente para personas mayores, niños o aquellos con movilidad reducida. Caminar más de 500 metros para ir a subir una pasarela supone un rodeo y esfuerzo físico que prefieren evitar muchas personas.
Luego está el Tiempo, que es un factor determinante en el día a día de las personas y en su movilidad. Muchos peatones optan por cruzar directamente la carretera para ahorrar tiempo, especialmente en áreas donde el tráfico es intermitente. La percepción de que las pasarelas son un inconveniente que retrasa su viaje hace que esa intención cobre más sentido.
El apartado de Limpieza y Mantenimiento de los espacios de los puentes también es un aspecto crucial en la mente de los viandantes. Muchas de estas pasarelas no están siendo mantenidas debidamente, acumulando basura y malos olores en los alrededores. Por otro lado, la no utilización de estos puentes podría deberse igualmente a la poca Cultura Deportiva que se registra entre la ciudadanía, ya que pasar por las pasarelas peatonales supone subir más de 50 escalones y hacer un esfuerzo físico, lo que puede parecer un inconveniente para quienes van apurados.
Otro aspecto que podría justificar este comportamiento tiene que ver con el Diseño y la Estructura de las obras. Algunos puentes presentan diseños que resultan complejos para el tránsito de las personas, lo que puede disuadirlas de utilizarlos. Además, la falta de iluminación adecuada o el temor a sufrir algún ataque vandálico también pueden provocar que estas pasarelas sean menos atractivas durante algunas horas del día.
Finalmente está el tema de la Educación Vial. La creación de programas y estrategias de concienciación a través de campañas educativas, pueden ayudar a informar a la población sobre los beneficios del uso de las pasarelas y los riesgos de cruzar por los lugares no autorizados.
Es fundamental que el Gobierno y las autoridades locales trabajen en campañas de concienciación que promuevan el uso de las pasarelas peatonales. La educación vial debe ser una prioridad, no solo en las escuelas, sino también en la comunidad en general y de esta manera se podría fomentar con cierta eficacidad el cambio de mentalidad en la población, consiguiendo que valoren la seguridad por encima de la comodidad momentánea. La construcción de puentes peatonales fue un paso positivo para construir un entorno más seguro, pero su éxito depende de la participación activa y consciente de la población. Sin un cambio en la actitud de los ciudadanos, el riesgo de accidentes seguirá presente, y las pasarelas, aunque bien intencionadas, permanecerán como meros adornos en el paisaje urbano.
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