Durante la lectura del informe de las pruebas a cargo de la Secretaria de la Mesa, Tomás Esono, uno de los acusados, afirma que el señor Lima le había estado llamando previamente por teléfono. Según el joven de 21 años, el día del presunto asesinato, se dirigió a la casa de la víctima siendo recibido por él. En su declaración, Tomás alegaba que dentro de la casa, José Lima intentó atacarle espiritualmente, lo que lo llevó a apuñalarlo con un cuchillo que llevaba en una riñonera. También afirmó que tras apuñalar a Lima en el cuello, le clavó el cuchillo en la boca para asegurarse de que estuviera muerto.
Sin embargo, esta versión se contradice con la de su compañera sentimental, Emilia Nkogo Nguba, quien sostiene que Tomás cometió el crimen aprovechando el momento en que ella iba a visitar a Lima, ya que también mantenía una relación con Lima.
En otra declaración ante un juez de Mongomo, Tomás afirmó que se entregó a la policía tras el asesinato por un acuerdo personal con la víctima. Por su parte, Emilia declaró que, tras el crimen, Tomás la amenazó con hacer daño a su hijo si decía algo. También admitió haberle proporcionado información sobre los movimientos de Lima.
La Fiscalía ha presentado como prueba el testimonio de una vecina que aseguró haber visto a los dos acusados salir del edificio donde vivía Lima el mismo día del asesinato. La mujer describió a una chica de piel clara y delgada, y a un chico con piel más oscura y algo más corpulento. Además, la Fiscalía también ha mostrado imágenes que evidencian la brutalidad del crimen, destacando las múltiples lesiones en el cuerpo de Lima, incluyendo una herida profunda en el cuello y un cuchillo en la boca.
Un informe del Centro Psiquiátrico de Sampaka reveló que Tomás tiene una personalidad impulsiva y agresiva, aunque se determinó que su salud mental es buena, contradiciendo su defensa de ser sonámbulo durante el crimen. La acusación particular ha solicitado más pruebas, incluyendo grabaciones de cámaras de vigilancia y datos bancarios de los procesados para investigar posibles movimientos económicos relacionados con el asesinato.
El Ministerio Público ha considerado sólidas las pruebas presentadas, y se ha mantenido en su solicitud de condena de prisión permanente para Tomás y 20 años y un día de cárcel para Emilia. Sin embargo, las pruebas no implican a los otros procesados, Juan Olo y Alba Susana. Sus abogados argumentan que no hay pruebas suficientes para incriminarlos, señalando que el contacto con un número de teléfono no es evidencia suficiente de participación en el crimen. Por su parte, la Fiscalía ha sostenido que la coincidencia en el contacto telefónico entre los acusados es sospechosa, además de que no se ha revelado quién es el propietario del número.
El informe médico de Tomás, que confirma su uso habitual de marihuana y otras sustancias, ha llevado a su defensa a solicitar que se considere su estado mental en la sentencia. Esta objeción ha sido considerada infundada por el Ministerio Fiscal y la acusación particular.
Finalmente, tanto el Ministerio Público, las defensas, como la acusación particular han elevado a definitivas sus informes de conclusiones provisionales, marcando un paso importante hacia la resolución del caso.
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