El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el Covid-19 como pandemia mundial. Desde entonces, a lo largo del mundo, hemos observado las dificultades que han tenido algunos países en la gestión de esta crisis sanitaria. Ejemplo de ello, el Ministro de Ciencia e Innovación de España declaró en una entrevista en el periódico El País: “No teníamos un plan de qué hacer en una pandemia”, haciendo referencia a que no se había ensayado un Plan de Respuesta ante una crisis desconocida. Igualmente supimos que varios países, entre ellos Alemania, Holanda, Bélgica, tuvieron problemas al comprar material defectuoso para luchar contra el Covid-19, y que supuso un claro contratiempo para hacer frente a la pandemia.
A pesar de las dificultades que han presentado algunos países en la gestión de la pandemia, resulta llamativo lo ocurrido en Finlandia, y que merece la pena analizar.
Finlandia es un país de Europa del Norte que limita con Suecia, Noruega y Rusia. Su capital, Helsinki, ocupa una península y las islas que la rodean en el mar Báltico. En 2019, Finlandia contaba con una población de 5,5 millones de habitantes en un área de 338. 145 km². Hasta aquí todo parece normal, salvo que este pequeño país de Europa ha llamado la atención en los últimos meses por la forma de afrontar el Covid-19.
Desde tiempos de la Guerra Fría, este país lleva realizando acopio de material médico, energético y alimentario en lugares estratégicos a lo largo y ancho del país, que les permitiera afrontar potenciales amenazas. Primero eran básicamente amenazas militares, pero más tarde se tuvieron en cuenta otras posibles crisis, como la climática, las sanitarias o por ataques informáticos.
Un almacén secreto de Finlandia en una foto cedida por el Centro Nacional de Abastecimiento de Emergencia
Tras la aparición del Covid-19, Finlandia recurrió a sus almacenes estratégicos repartidos por todo el país, donde no faltaban respiradores, ni material quirúrgico, guantes, batas de protección etc., mientras tanto, la mayoría de los países del mundo competían en un mercado desbordado por la demanda de productos sanitarios para hacer frente a la pandemia del Covid-19.
Finlandia llevaba décadas desarrollando y entrenándose en extensos planes de contingencia ante cualquier tipo de crisis, pero ha sido finalmente un virus lo que ha llevado a activar toda esta maquinaria de supervivencia que gestiona el Centro Nacional de Abastecimiento de Emergencia (NESA) desde hace más de 30 años. En la página web del NESA se puede leer…” NESA existe para ayudar a construir y mantener la resiliencia de la sociedad y la economía finlandesas”, pero en este contexto, ¿Qué es la Resiliencia?
Desde la perspectiva de la gestión de riesgos, Resiliencia es la capacidad de una organización o sociedad, para prever las amenazas a las que se encuentra expuesto y sean susceptibles de dar lugar a desastres, prevenir y mitigar los riesgos, amortiguar sus consecuencias y recuperarse de aquellas en condiciones que permitan afrontar de la mejor manera futuras amenazas.
Para todos los países del mundo la aparición del Covid-19 es considerado como un evento disruptivo que ha supuesto claramente un punto de inflexión en pleno siglo XXI y un gran desafío para los gestores de riesgos. En la práctica, es muy seguro que estaremos expuestos cada vez a más riesgos (climáticos, ciberseguridad, sanitarios, etc.), pero podemos minimizar los efectos de estos poniendo en marcha una serie de medidas fáciles de implementar que puedan ayudar a la toma decisiones adecuadas para mitigarlos, de ahí la importancia de construir sociedades resilientes.
Pero las sociedades resilientes no se construyen de la noche a la mañana, es todo un proceso. Retomando el ejemplo de Finlandia, primero llevaron a cabo una identificación y evaluación de los riesgos a los que estaban expuestos, analizaron las posibles consecuencias que podrían traer consigo determinadas situaciones y la probabilidad que estas se produzcan. Llevaron a cabo acciones para mitigar estos riesgos, haciendo acopio de material diverso, diseñando planes de respuestas exhaustivos. Crearon una cultura de autoprotección y de concienciación para estar preparados siempre si ocurre lo peor.
Como Finlandia, parece que todos los países deben introducir en su ADN el prepararse para el peor escenario posible, esto pasa por crear las estructuras necesarias para la identificación y evaluación de todos los riesgos presentes y futuros, y desarrollar mecanismos para la gestión y el control de estos. Igualmente, la creación de un “Centro Nacional de Emergencias” es recomendable, como entidad que centraliza todas las acciones encaminadas a gestionar y protegerse de las posibles amenazas que puedan surgir.
Esta semana la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, declaró: «mediante una respuesta temprana, hemos logrado frenar la progresión de la pandemia y hasta ahora hemos sido capaces de evitar un pico pronunciado de la enfermedad. Esto ha sido posible gracias a todos los que han actuado de forma responsable”. El país nórdico, ha registrado hasta esta fecha 6.941 casos confirmados y 322 muertos por el COVID-19, según las últimas cifras oficiales.
Finlandia está volviendo a la normalidad una vez frenada la progresión del Covid-19, con un coste social bajo. Desarrollaron y pusieron en práctica el concepto de Resiliencia, como eje central de su estrategia de gestión de riesgos. Finlandia cuenta hoy en día con unos fundamentos sólidos para hacer frente a cualquier otra amenaza que se presente en el futuro.