Un día, Charity Ekezie recibió un comentario a través de TikTok en el que le preguntaban si África era un continente. Esta periodista nigeriana publicó un vídeo en la misma red social en el que, de una manera pedagógica, explicaba muy pacientemente para evitar malentendidos, que África es un país con 54.000 pueblos y cuya capital es Wakanda. Que todos los habitantes, todos los africanos, hablan un mismo idioma, lo que les permite entenderse entre sí fácilmente… Y que para dar una idea de las dimensiones, el recorrido entre Nigeria y Ghana es de 10 minutos caminando, y entre Kenia y Sudáfrica, de una hora en coche.
En otros vídeos anteriores, la tiktoker ya había tenido que desvelar el secreto de cómo los africanos consiguen que los espíritus les lleven internet a sus teléfonos a través de conjuros y sacrificios y aclarar que en África no hay frigoríficos y lo que usan son “cajas de hielo”. Siempre respondiendo a comentarios de usuarios de la red social, ha llegado a explicar que no hay vehículos y que dependen de los animales salvajes para desplazarse. También que, como los africanos no hablan inglés, cuando lo necesitan tienen que invocar a sus ancestros que vivieron durante la época colonial para que les transmitan el idioma.
Ekezie ha acumulado una considerable audiencia en la red social de vídeos con contenidos en los que contesta, de manera sarcástica, a los estereotipos más descabellados sobre el continente africano. Charity Amaka Ekezie es una periodista de 31 años que, después de trabajar durante tres y medio en una radio regional, ha acabado convirtiéndose sin demasiada planificación en una influencer que pone de manifiesto lo absurdo de algunas de las ideas que ciertos usuarios tienen sobre África. La tiktoker produce sus vídeos como reacción a comentarios que recibe en otras publicaciones, unos comentarios que revelan la necesidad de hacer mucha pedagogía.
Además del reiterado “¿África es un continente?” o “¿En África hay Internet y TikTok?” (incomprensible, cuando se hace precisamente en una publicación en la misma red social), en sus vídeos se lee: “En África no hay agua potable”, “¿En África también tenéis iPhone?”, “Espera a que se den cuenta de que tenéis edificios”, “¿Con qué frecuencia llueve en África?” y “Mi madre dice que en África no hay comida”.
“De verdad ―asegura Ekezie a través de una conversación por WhatsApp― he recibido muchos comentarios que creía que eran bromas. Con la ignorancia que transmitían solo podían ser eso”. Y luego se daba cuenta de que esa gente estaba hablando en serio. “La gente cree que vivimos en casas de madera y chozas de barro, pero yo nunca he vivido en una. Piensan que no tenemos nada más que tierra seca, que no hay agua y que por eso somos duros”.
En los últimos meses, se ha impuesto a sí misma una meta: producir contenidos para contrastar todos esos estereotipos.
Lo cierto es que, según sus explicaciones, todo empezó prácticamente por casualidad. Ella llegó a TikTok durante el confinamiento, aunque antes ya tenía actividad en otras redes sociales. Poco después publicó un vídeo que llegó a tres millones de visualizaciones donde vestía con un atuendo que representaba a una reina igbo, una de las etnias más numerosas de Nigeria. “La gente se dio cuenta de que yo estaba en África y algunas personas empezaron a compartir comentarios en los que decían que creían que vivíamos en chozas de barro, que cómo teníamos internet y todas esas cosas… Pero no imaginé que fuera en serio. Supuse que estaban bromeando. En realidad, era nueva en TikTok y nunca había experimentado el racismo. Así que no le di importancia”.
Algo más de un año después, hace apenas seis meses, otro vídeo consiguió un considerable alcance: 3,6 millones de visualizaciones. En él, la protagonista iba cambiando de ropa haciendo referencia a diferentes países africanos con el objetivo de mostrar su atractivo para visitarlos. Y allí los comentarios con tópicos sobre África se dispararon. “Elegí uno que preguntaba cómo conseguíamos agua en África ―cuenta, divertida― y respondí que, en realidad, no tenemos, que escupimos en el bidón y nos bebemos nuestra saliva… Me di cuenta de que a los usuarios le encantaba. Se convirtió en algo divertido, y pensé que si a la gente le gustaba ese vídeo porque era cómico y era otra forma de acabar con los estereotipos, eso significaba que debía seguir haciéndolo”.
A partir de entonces, Charity Ekezie se ha centrado en producir este tipo de contenidos con una importante repercusión y encadena vídeos con cifras de visualizaciones millonarias. Una de esas publicaciones, en la que muestra la leyenda “cuando dicen que en África no hay agua” mientras ella baila en un río junto a otras dos jóvenes, ha alcanzado los 22 millones de visualizaciones.
El relato en el que explica los sortilegios para conseguir internet se sitúa cerca de los diez millones; casi 3,5 millones tiene la vehemente descripción de África como un país; cerca de 7,5 millones el que explica cómo dependen de los animales salvajes como medio de locomoción; más de 1,5 millones el que sirve para dar la razón a los que dicen que en África no hay comida y algo menos de dos, el que describe cómo los africanos llegan a comunicarse en inglés a través de sus antepasados.
Pero hay muchos más: alcanzó 1,3 millones de visualizaciones solo durante el primer día con el vídeo en el que asegura que no existe electricidad en África, que los ancianos rezan al dios del trueno y que, cuando este les envía rayos, los almacenan en botellas para distribuirlos a la comunidad. Mientras habla, detrás de la tiktoker se ven unas torres de alta tensión.
La periodista nigeriana confiesa que más allá de la broma, otros creadores de contenidos africanos se encuentran con reacciones similares, mientras otros reproducen esos estereotipos. “Me encontré con uno en el que alguien se burla envasando agua en una caja de cartón para enviarla a África. Eso fue lo que me hizo ver que no voy a parar, que voy a seguir pasando este mensaje hasta que llegue a las personas adecuadas”, reivindica Charity Ekezie. “El algoritmo de TikTok puede ser muy simpático, a veces ―bromea la joven nigeriana―; puedes poner algo importante y no obtener la reacción que esperabas. He publicado cosas como estas en el pasado y nadie prestó atención”.
Más allá de los factores incontrolables, para ella es “una buena noticia” que los contenidos con más visualizaciones de su perfil sean los que ridiculizan los prejuicios sobre África: “Estoy transmitiendo un mensaje y está siendo recibido”. “No se hacen virales solo en otras partes del mundo, sino también dentro de África, porque los africanos también están cansados de ellos”, advierte.
La tiktoker se plantea su labor como una misión. “Yo misma he preguntado cómo la gente puede tener ideas tan ridículas sobre África ―se queja― y me han explicado que es lo que les enseñan en la escuela, que les dicen los africanos no tienen nada. Otras personas manifiestan que es por los medios de comunicación y por los anuncios de algunas ONG que, para conseguir dinero, realizan publicaciones afirmando que hay que ayudar a los niños africanos, que en África todos estamos hambrientos y moribundos y no tenemos nada para vivir”.
Sin embargo, ella exige un poco de sentido crítico. “La gente que recibe esos mensajes de los medios de comunicación ni siquiera tratan de verificarlos. Puedo entender a los que lo aprendieran en la escuela, porque es difícil decirle a tu profesor que se equivoca, pero muchos medios han presentado a África de una manera horrible. La mayoría elige, simplemente, ser ignorante; ni siquiera quiere investigar. Es fácil buscar en Google las mayores ciudades africanas, pero la gente elige no hacerlo. Así que reprocho esa falta de actitud por no querer saber más”.