La humanidad ha sentido una fascinación innata por la vida después de la muerte desde los tiempos inmemoriales. De hecho, las personas han recurrido a los médiums, espiritistas y otras prácticas místicas en busca de respuestas y consuelo o simplemente, para tratar de establecer contacto con sus seres queridos fallecidos. En esta era de la tecnología, estas prácticas están evolucionando de una manera nunca antes vista. La inteligencia artificial (IA) –una rama de la informática que busca emular el pensamiento humano-, se utiliza ahora para simular conversaciones con los muertos, gracias a unos algoritmos sofisticados y modelos de lenguaje avanzados que hacen posible mantener estas interacciones virtuales con personas fallecidas.
La base de esta nueva tendencia es el procesamiento del lenguaje natural, una rama de la inteligencia artificial que se centra en la comprensión y generación de texto en lenguaje humano, mediante el análisis de grandes cantidades de textos como cartas, diarios o publicaciones en redes sociales. Los sistemas de inteligencia artificial pueden aprender a imitar el estilo y la personalidad de una persona fallecida. Por ejemplo, en China, una empresa funeraria ha adoptado una práctica inusual: utilizar la IA para dar voz a los fallecidos durante sus propios funerales. La funeraria Shanghai Fushouyum ha llevado esta tendencia un paso más allá. Durante los funerales, emplean la IA para que los muertos ‘vuelvan a la vida’ durante unos minutos.
Un cirujano muy querido por sus colegas y estudiantes fue revivido digitalmente en un altar, con su voz moldeada por la IA para pronunciar algunas frases. Los avances de la IA han llevado al desarrollo de chatbots y asistentes virtuales, capaces de interactuar con los usuarios en nombre de los muertos. Estos programas utilizan algoritmos de aprendizaje automático, para procesar el texto y generar respuestas coherentes y realistas. Algunos, incluso pueden replicar la voz y la apariencia visual de la persona fallecida creando una experiencia aún más inmersiva. Sin embargo, esta tendencia no está exenta de controversias. Los críticos argumentan que el uso de la inteligencia artificial para hablar con los muertos puede ser engañoso, y éticamente cuestionable.
Existen preocupaciones sobre la privacidad y el consentimiento, ya que los datos personales del difunto se utilizan para entrenar a los modelos de inteligencia artificial. El catedrático de inteligencia artificial de la Universidad de Granada, Óscar Cordón piensa «que no sería bueno tener un avatar de una persona fallecida durante toda tu vida, porque realmente nunca serías capaz de superarlo. La inteligencia artificial generativa a veces falla, alucina y tiene comportamientos erróneos. Puede ocurrir que te diga cosas que no esperas. Se han dado casos de suicidios relacionados con interacciones con un bot de ChatGPT”, afirma Cordón.
En contraste, el Catedrático Adjunto de psiquiatría y ciencias del comportamiento de la Escuela de Medicina de Stanford, David Spiegel sostiene que los programas como StoryFile y/o HereAfter IA (empresas que se dedican entre otras cosas, a resucitar digitalmente a los muertos) podrían ayudar a las personas a procesar el duelo, similar a cuando se revisa un viejo álbum de fotos.
A pesar de las críticas, la demanda de estas experiencias virtuales no ha disminuido. Muchas personas encuentran consuelo en la posibilidad de hablar con sus seres queridos fallecidos, aunque sea a través de una simulación digital. La tecnología ofrece una forma única de mantener viva la memoria de aquellos que ya no están físicamente presentes.