Los resultados de este estudio muestran que los adolescentes diagnosticados con adicción a Internet tenían alterados entre otros aspectos, la señalización entre regiones importantes del cerebro, para controlar la atención y la memoria de trabajo. Las primeras secuelas que se notan en esta contrariedad demuestran que, a muchos jóvenes les cuesta prestar atención a otras cosas. “La adicción conductual provocada por el uso excesivo de Internet se convirtió en una fuente de preocupación creciente desde la última década», escribieron los autores del estudio.
Los criterios para el diagnóstico clínico de adicción a Internet en los estudios incluidos fueron «la preocupación persistente por Internet, los síntomas de abstinencia cuando se está lejos de Internet y el sacrificio de relaciones por tiempo, para pasar en Internet durante un período prolongado (por ejemplo, 12 meses)”, escribió por correo electrónico, Max Chang, primer autor del estudio y administrador de casos de extensión en Peninsula Family Service, una organización sin fines de lucro localizada en San Francisco.El patrón de comportamiento produce un deterioro o angustia significativos en la vida del individuo. Dado el estado cambiante del cerebro de los adolescentes en comparación con el de los adultos, los autores sintieron que era vital comprender los impactos de la adicción a Internet en los cerebros de los participantes adolescentes.
Cuando los participantes diagnosticados clínicamente con adicción a Internet se sometieron en actividades regidas por la red de funciones ejecutivas del cerebro (comportamientos que requieren atención, planificación, toma de decisiones y control de impulsos) esas regiones del cerebro mostraron una alteración sustancial en su capacidad para trabajar juntas, en comparación con sus pares sin adicción a Internet. Los autores creen que tales cambios en las señales, podrían sugerir que estos comportamientos pueden volverse más difíciles de realizar, lo que podría influir en el desarrollo y el bienestar. “Si bien este artículo presenta una revisión sistemática sencilla que sugiere que existen asociaciones entre la conectividad funcional en el cerebro y la ‘adicción’ a Internet, hay una serie de limitaciones fundamentales a tener en cuenta, que son imprescindibles para cualquier interpretación», dijo en un comunicado el Dr. David Ellis, científico del comportamiento en el Instituto de Comportamiento y Seguridad Digital de la Universidad de Bath. “No se pueden extraer causas y efectos de estos estudios», continuó Ellis, quien no participó en el estudio.
“En segundo lugar, el enfoque en la conectividad funcional se produce a expensas de cualquier crítica sobre la medida clave de interés. En concreto, la «adicción» a Internet, que inicialmente evocó el (psiquiatra) Ivan K. Goldberg en 1995 como una broma. “Hoy en día, la conceptualización y medición de la ‘adicción’ a Internet no es universalmente aceptada y ciertamente, no se puede diagnosticar con los instrumentos de encuesta utilizados en los estudios incluidos como parte de la revisión», añadió Ellis.
Del mismo modo, la consistencia de las actividades que Internet permite inmediatamente hace que esta definición sea algo redundante. En Estados Unidos, la adicción a Internet no está incluida en el DSM-V, (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales), que es la clasificación estándar de trastornos mentales utilizada por los profesionales de salud mental en Estados Unidos. Sin embargo, sí enumera el trastorno de los juegos en Internet. Todos los estudios que revisaron los autores se realizaron en Asia y consistieron principalmente en participantes masculinos. China fue el primer país en declarar la adicción a Internet como una crisis de salud pública. “Estas definiciones, a pesar de ser ampliamente criticadas, también tienden a desviar la atención del daño genuino online y dirige una conclusión que sugiere que eliminar la tecnología de la vida de las personas será útil», y «no se obtuvieron pruebas sólidas que sugieran que eliminar Internet aporte beneficios tangibles», dijo Ellis.
Además, todos los estudios se realizaron en un momento determinado, afirmó la Dra. Eva Telzer, profesora de psicología y neurociencia en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, quien tampoco participó en el estudio.
Según Telzer, “dado que no hay datos longitudinales, es muy posible que los adolescentes que tienen diferencias subyacentes en los patrones de conectividad cerebral sean más vulnerables a desarrollar adicción a Internet». «Si la adicción a Internet es lo que causó la interrupción en las señales cerebrales de los participantes, la razón puede tener que ver con las vías neuronales relacionadas con la adicción», dijo la Dra. Smita Das, psiquiatra de adicciones y profesora clínica asociada de psiquiatría y ciencias del comportamiento en Stanford Medicine en California. Al igual que los citados anteriormente, Das no participó en el estudio.
Los patrones de conectividad funcional en los cerebros de los participantes coinciden con los observados en personas con adicciones a sustancias, afirmó el Dr. Caglar Yildirim, profesor asociado de ciencias de la computación en la Facultad de Ciencias de la Computación de Khoury ee la Universidad Northeastern en Boston. Yildirim quien tampoco participó en el estudio.
Y, para Chang “en general, los mecanismos subyacentes a la adicción a Internet se parecen más a un patrón emergente que a una imagen terminada» y “todavía se está entendiendo mucha causalidad entre lo que sucede en el cerebro y lo que se muestra a través del comportamiento. A partir de ahora, la observación mediante biomarcadores, como la conectividad funcional, ayuda a cerrar esa brecha”. añadió. “Si te preguntas si su hijo adolescente lucha contra la adicción a Internet, comportamientos como retirarse de las relaciones son una señal reveladora”, así «al igual que los trastornos por sustancias y el juego, la adicción a Internet reconfigura el cerebro, lo que hace que sea más difícil resistir los estímulos relacionados con Internet», continúo. “Sin embargo, a diferencia del juego o el consumo de sustancias, Internet es una parte importante de nuestras vidas. Equilibrar la utilidad y los peligros de Internet es un campo muy crucial en el futuro del desarrollo de los adolescentes”. Señala Chang.
Encuentra lo que mantiene a tu adolescente alejado de Internet y ayúdalo a hacerlo más seguido, sugirió Yildirim. También puede hablar con el médico de su hijo para ver si las estrategias conductuales pueden funcionar, sugirió Das. Terapias como la cognitivo-conductual, la atención plena y las entrevistas motivacionales son útiles. Esta última, originada en el campo del tratamiento de adicciones, resulta un método de asesoramiento que tiene como objetivo aumentar la motivación y el compromiso del paciente con el cambio de comportamiento, que provoca y explora las propias razones del paciente para querer un cambio.
En casos graves, un psiquiatra puede sugerir medicamentos para tratar ciertos tipos de adicción a la tecnología, añadió. «Además de tratar la adicción a Internet, puede haber otras afecciones de salud mental subyacentes a las que también se debe prestar atención», dijo Das. «Finalmente, algunas de las medidas preventivas que recomendamos incluyen limitar el tiempo frente a la pantalla, tomar descansos y evitar el ‘scrolling’ excesivo».
Las adicciones a la tecnología se volvieron lo suficientemente frecuentes como para que la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés) las incluya como tema en su iniciativa presidencial para 2023 a 2024, dijo Das, expresidente del consejo de adicciones de la APA. Teniendo en cuenta que muchas familias están desesperadas, y confundidas acerca de la ciencia se ha desarrollado varios recursos, los cuales se encuentran en el sitio web de la APA.