Esta decisión ha generado controversia, especialmente tras el anuncio de Mark Zuckerberg sobre la eliminación de la verificación de contenidos, siguiendo un modelo similar al de X, la red social de Elon Musk. A pesar de que Meta afirma en su política que “las personas se expresan y conectan con mayor libertad cuando no se sienten atacadas”, sus nuevas directrices permiten expresiones que pueden ser consideradas despectivas hacia la comunidad LGTBI; esto ha llevado a organizaciones como La Marea y Climática dejar de usar estas plataformas para difundir su contenido.
Meta define las conductas de odio como ataques directos basados en características protegidas, incluyendo la orientación sexual e identidad de género. Sin embargo, la política permite excepciones que permiten acusaciones de enfermedad mental o anormalidad basadas en el género o la orientación sexual, justificando esto por el contexto político y religioso.
La decisión de Zuckerberg de reducir la verificación de datos ha sido criticada por expertos como Adrianus Warmenhoven de NordVPN, quien advierte que esto podría facilitar la propagación de desinformación. La falta de regulación puede dar lugar a un aumento en la creación y difusión de información falsa, lo que representa un grave riesgo para la sociedad.
El Foro Económico Mundial ha señalado que la desinformación es uno de los riesgos más graves para el futuro, junto con los fenómenos climáticos extremos. La combinación de inteligencia artificial y la facilidad para generar información manipulada podría polarizar aún más a las comunidades y sociedades.
La reciente revisión de las políticas de Meta plantea serias preocupaciones sobre la protección de las comunidades vulnerables y el impacto de la desinformación en la sociedad. La capacidad de las plataformas para regular el discurso y proteger a los usuarios será crucial en los próximos años.
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