Biotecnología y farmacéuticas son dos sectores en los que siempre he sido incapaz de hacer dinero, pero su peso cada vez mayor y su volatilidad me obligaron hace tiempo a buscar un buen analista. Tenía algo clarísimo, tenía que ser alguien que leyera el “Journal of Medicine” no el Financial Times, alguien que entendiera de Fase 1,2, y 3 y que de verdad entendiese de que hablaban las compañías, puesto que la mayoría de los analistas de los bancos han estudiado Dirección de Empresas con lo que su conocimiento es similar al mío.
En esa búsqueda apareció Juan Pedro, Rodriguez, de apellido pero que no tiene nada que ver conmigo. Un veterinario con experiencia en empresas biotecnológicas y que encima era analista independiente. Con él he aprendido que el sector sigue siendo un casino y que acertar es extremadamente difícil, pero al menos entiendo porque nos equivocamos o porque acertamos.
Pues bien, una de las mayores locuras que he visto en mi carrera es el movimiento alcista de cualquier compañía que tenga algo que ver con biotecnología, farmacéuticas o equipos medidos, en los últimos meses. Estoy convencido que muchos de esos movimientos se darán la vuelta, pero mientras le pedí a Juan Pedro que me ayudara a explicar en esta columna, la Burbuja Covid.
Todas las palabras a partir de aquí son suyas, espero que encuentren el artículo de interés. La pandemia de la covid-19 ha supuesto un importante revulsivo para el sector de la salud humana. Desde pequeñas biotecnológicas, hasta grandes farmacéuticas, un buen numero de empresas se han lanzado a la carrera para desarrollar vacunas, tratamientos y procedimientos diagnósticos, entre otras tecnologías, que ayuden a combatir la enfermedad.
Probablemente uno de los campos que ha generado más atención es el desarrollo de una vacuna. En total hay casi 40 candidatas en ensayos clínicos en humanos; 8 de ellas en fase 3, la fase más avanzada y previa a la solicitud de aprobación por las agencias del medicamento. Las vacunas en fase 3 más prominentes son las de Moderna, BioNTech en colaboración con Pfizer y la Universidad de Oxford con AstraZeneca.
La mayoría de estas empresas han visto su valor bursátil incrementarse significativamente, en especial las biotecnológicas más pequeñas, cuyo valor ha llegado a multiplicarse varias veces (véase Novavax, y Moderna), añadiendo miles de millones de dólares a sus cotizaciones. Sin embargo, no hace mucho cuando una empresa con una tecnología no probada, en etapa muy temprana, y ya que estamos, en el campo de las vacunas, quería salir al parqué, lo solía tener difícil para convencer al mercado a aceptar determinados precios. En su primer día de cotización, Moderna cayo casi un 20%, BioNTech un 5% y Vir Therapeutics un 30%. Pero gracias al SARS-CoV2 las cosas pintan de otro color. Por ejemplo, CureVac, una empresa cuya vacuna esta en fase 1, muy por detrás de otros competidores, más que triplicó su precio al salir a bolsa hace dos semanas, la mayor subida en el primer día de cotización de cualquier biotecnológica en EEUU en los últimos cinco años.
Pero ¿están justificados estos precios? ¿Queda más recorrido? Podemos responder a estas preguntas en función de dos factores: la probabilidad de que la vacuna llegue a ser comercializada y la estimación de ventas, es decir, el mercado de dicha vacuna.
En general el desarrollo de nuevos fármacos es un proceso largo, costoso y con elevadas probabilidades de fracaso. En el caso particular de las vacunas la probabilidad de llegar al mercado, una vez que empiezan los ensayos clínicos esta entre el 6% y el 33% según dos estudios de 2013 y 2019, respectivamente. La media de desarrollo de una vacuna son casi 11 años; lo máximo que se ha llegado a reducir esta cifra fue a 5 años para la vacuna del Ébola. Por lo tanto, las proyecciones de 12-18 meses parecen muy optimistas, y eso sin contar con la necesidad de escalar la producción. Dicho esto, algunas empresas, por ejemplo, el tándem Pfizer/BioNTech han indicado su intención de comenzar el proceso de registro en EEUU y Europa antes de final de año, …si todo va bien, claro.
El mercado potencial de la covid-19 se puede calcular rápidamente de dos maneras muy simples no excluyentes. Por un lado, calculando la población objetivo de una vacuna por edad y ocupación, o de manera más sencilla, por el porcentaje de vacunados en la población general, numero de dosis y precio por dosis; o, por otro lado, echando un vistazo a los acuerdos de suministro a los que han llegado diferentes países con las empresas biofarmacéuticas hasta la fecha. Veamos:
Asumiendo un precio de 15 dólares por dosis en EEUU y la UE, con un porcentaje de población vacunada similar a la gripe estacional, que suele estar alrededor del 50%, con dos dosis por campaña, obtenemos un mercado potencial de casi 12.000 millones de dólares al año en ambas regiones. Se puede jugar con estas cifras para determinar distintos escenarios, pero en general este podría ser un buen punto de partida. Una variable muy sensible es el precio; tengan en cuenta que la mayoría de estas vacunas son adquiridas por los gobiernos, que imponen un descuento significativo, y que es probable que en el futuro haya varias vacunas comercializadas, con lo que una asunción conservadora estaría justificada.
Hablando de gobiernos y precios, ya se han anunciado un buen numero de acuerdos de suministro. Por ejemplo, el gobierno estadounidense ha encargado 100 millones de dosis a Moderna por 1.525 millones de dólares, lo que sugiere un precio de 15.25 dólares por dosis. A día de hoy los EEUU han asegurado 800 millones de dosis de varias empresas y la UE otros 800 millones de dosis, dado el tamaño del fondo de emergencia europeo, (2400m de dólares), pienso que el precio por dosis será muy inferior al de los EEUU. Conforme a mis cálculos podríamos tener un valor global de los acuerdos hasta el momento de unos 14,000 millones de dólares, que muy probablemente incrementará conforme se lleguen a más acuerdos con otras empresas.
Viendo estas cifras, mis respuestas a las preguntas anteriores, ¿están justificados estos precios? ¿Queda más recorrido?: serían no y quizás. Es decir, el valor intrínseco de estas compañías no justifica sus capitalizaciones de mercado, a no ser que uno tenga una elevada tolerancia al riesgo y sea muy optimista en sus proyecciones de ventas. Aun así, los precios de estas vacunas están pactados con los gobiernos, y algunas de estas empresas han anunciado que el beneficio será nulo o mínimo, en un esfuerzo por no ser vistos como buitres que se aprovechan de una pandemia y promover una buena imagen para la industria.
¿Queda recorrido? Quizás, pero esto depende de la típica especulación de las burbujas bursátiles, el “fear of missing out” (o miedo a perdérselo) que lleva a muchos inversores a comprar pensando que seguirá subiendo. Obviamente, este recorrido no está basado en fundamentales y sí en (mucha) especulación.
Los primeros datos de las vacunas más avanzadas (Moderna, Pfizer/BioNTech y AstraZeneca/Universidad de Oxford) estarán disponibles en otoño, quizás en septiembre como pronto. La agencia del medicamento estadounidense, (FDA) requiere por lo menos un 50% de protección para una aprobación de emergencia (EUA). ¿Con cual me quedaría de estos tres candidatos? Con los datos presentados hasta el momento, mi favorita es la de Pfizer y BioNTech. Pronto lo sabremos.