Germán Paco Buika, quien se ha adjudicado el nombre bubi de Bësákkò Biá Rihóle, ha necesitado dos meses para plasmar sobre el lienzo con pintura acrílica, la iconografía de las deidades que representan el mito de A Bári bè Ebiò o Las doncellas de Ebiò Öwasa, que ayer martes, 1 de octubre ha presentado de manera oficial en el Centro Cultural de España en Malabo. Además de dicha emblemática colección compuesta de 14 obras llenas de colores, pasión y vida, por primera vez, el público ha podido apreciar las estaciones del año en la isla de Bioko: la estación lluviosa, la seca y dos intermedias plasmadas en estas obras.
“Sabemos que tenemos dos estaciones bien marcadas, pero entre estas dos estaciones hay otras dos intermedias; cuando se cae la seda de la ceiba, hay un momento del año entre febrero y marzo que se cae la seda de la ceiba, ese es el trabajo de Esubá lanza el manto de seda para que Seutyeri venga con Esubá y fecunde la tierra. Después, en Obopu, que es la estación entre la lluviosa y la sequía, los campos de trigo se maduran y la tierra es dorada, se adorna la tierra con los trigos para que nos traiga el sol con la luna llena y nos traiga las buenas cosechas”. Decía.
A Bári bè Ebiò es la primera de muchas historias de la mitología bubi que han quedado en el olvido y que, por inspiración de los dioses poco a poco se están tratando de recuperar, en beneficio del pueblo bubi. Según ha explicado el artista, hasta el momento el pueblo bubi solo contaba con la iconografía de la madre Bisila, una historia mitológica bubi que hoy es conocida por la famosa escultura esculpida por Modesto Gene. El espíritu de una mujer negra se le apareció a la hija del Botuku cuando se fue al río, durante la gran epidemia que padecía su pueblo “detrás de ella (refiriéndose a la mitología de la Virgen Bisila) hay muchas deidades que forman parte de nuestra mitología sagrada» comentaba a los medios de comunicación presentes en el acto.
A Bári bè Ebiò relata la historia de las vírgenes doncellas que fue coleccionando el gran guerrero y músico Ebió, por cada una de sus victorias. La hilera de chicas que conforman las doncellas de Ebió llegaron a un arroyo, a un afluente de un río del dios EOCO, hijo de Antepara y, la más bella de todas, Wewe Opo dijo a las demás que se iba a echar en el arroyo, y si veían que después de sumergirse en el agua, de él brotaran burbujas, que no tuvieran miedo porque donde estaría habría felicidad y júbilo. Porque la doncella o el caballero que entran en Obassá o en E rippi rá bári Ebiò, no entran con miedo.
Sin embargo, si fijáis que una vez que me haya tirado, no se mueve el agua y es tan masa como el mar en calma. No os echéis, porque solo hay pena y desolación allá donde me he ido. Antes de 5 minutos de lanzarse al arroyo, las aguas comienzan a hervirse y las demás doncellas, sin miedo a nada se echaron una detrás de otra hasta que todas se quedaron sumergidas dentro del arroyo y así llegaron al más allá con su divinidad intacta, porque el gran Ebio trató de cuidar la virginidad de sus doncellas. Llegaron al más allá, los dioses las recibieron y las hicieron parte de esta gran familia de divinidades bubis.
A Bári bè Ebiò, hoy en día son las que inspiran al arte, inspiran a la fecundidad, también inspiran a la salud, son las que encabezan y dirigen el rito del Bötói «Esta es una obra personal, un trabajo de mucho sueño». Bësákkò Biá Rihóle ha explicado que su primera inspiración, han sido ellas. Considera que había estado bien iniciar con las inspiradoras del arte, quienes además tienen una historia muy bonita y que sirve como hilo conductor para otras historias dado que ellas intervienen en todos los demás ritos.
Esta nueva colección de obras es en este gran universo de color y mucha mitología que hasta ahora se está empezando a escribir abiertamente y sin timideces. Hablando de la cultura, la religión y los ritos del pueblo bubi, ha dicho el autor que los han llevado al extremo de denominarlos ritos satánicos. «No hay nada de satanismo en eso”» se expresaba.
Esta obra de Germán Paco Buika estará expuesta en el CCEM durante los meses que quedan de este año 2024, para que el público pueda apreciar la belleza plasmada en cada una de las composiciones, a la espera de que los dioses sigan inspirando al artista para hacer recuperar muchas de las historias de un pueblo que ha quedado ya en el olvido y celebrar la herencia de sus ancestros.
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