Cada día nuevas noticias inciden en que el coronavirus está provocando la peor crisis económica desde la Gran Depresión.
Probablemente es cierto. Pero, para muchos, la comparación asusta más que describe. Los economistas consideran que hay una gran diferencia entre la peor recesión desde la Gran Depresión y un contexto tan malo como el de la Gran Depresión.
«No veo que las comparaciones entre el momento actual y la Gran Depresión sean de mucha ayuda», explica Ben Bernanke, expresidente de la Reserva Federal, que ha estudiado los años treinta. «La duración prevista es mucho menor y las causas son muy diferentes», dice.
El rumbo de la pandemia y de la economía sigue siendo desconocido. Cómo de rápido se pueda contener la crisis sanitaria, cómo de grande es la colaboración ciudadana y cuáles son las políticas para estimular la recuperación siguen siendo misterios. Incluso en estas condiciones, muchos economistas consideran que es difícil de imaginar un escenario similar al de la Gran Depresión tanto en duración como en severidad.
«La crisis del sistema financiero fue la causa principal tanto de la Gran Depresión como de la recesión de 2007-2009. Hoy, los bancos son más fuertes y están mejor capitalizados», dice Bernanke. Según las estimaciones de expertos, la crisis actual es más comparable en escala y duración a la de principios de los ochenta y los dos mil.
Las similitudes con la Gran Depresión son más complejas, porque muchos de los datos que ahora manejamos ni existían en 1930. Pero ciertas métricas sí están disponibles, como el volumen de comercio de los miembros de la Liga de Naciones, las del sector industrial que recogía la Fed o los datos de empleo de la Works Progress Administration estadounidense.
En los años treinta, la producción industrial se desplomó a la mitad. Poco a poco fue recuperándose durante cuatro años, para volver a caer con fuerza en 1937-1938. Por comparar, la producción retrocedió un 15% entre 2007 y 2009 y un 10% a principios de los ochenta.
Cuando comenzó la pandemia, la producción industrial ya estaba ralentizándose por culpa de las tensiones comerciales. Muchas fábricas han tenido que cerrar y la demanda de los consumidores se ha hundido, pero hay algunas que ya están retomando la actividad. Fabricantes de coches como General Motors o Ford, por ejemplo, han pivotado su actividad para hacer ventiladores. Las compañías de productos sanitarios no dan abasto.
Entre 1929 y 1933, la economía retrocedió durante 43 meses consecutivos. El desempleo escaló hasta rozar el 25% antes de descender poco a poco para estabilizarse por encima del 10% durante una década.
Por contra, a principios de los ochenta y entre 2007 y 2009, la contracción fue de 16 y 18 meses respectivamente. Esta vez, muchos economistas creen que el rebote podría empezar este año o a comienzos del próximo si logramos contener el virus. Aunque el desempleo en EEUU ya ha tocado el 14,7% en abril, y es muy probable que siga subiendo, el golpe se ha suavizado gracias a los programas y a los subsidios.
«Hay mucha gente sufriendo y la economía no se va a recuperar en uno o dos trimestres. Pero si conseguimos un razonable control sobre el virus, la economía verá una revitalización sustancial y esta crisis debería ser mucho más corta que la Gran Depresión», dice Bernanke.
El segundo trimestre de 2020 será probablemente el peor de la historia para muchas economías. La media de las estimaciones de los expertos consultados por ‘The Wall Street Journal’ sitúa el desplome en el 25%, y algunos apuntan al 50%.
Pero los datos anualizados pueden ser engañosos. Asumen que el ritmo de un trimestre se mantendrá durante todo el año. Si el 10% de la economía hiberna durante tres meses, entonces la cifra anual se situará en el 40%.
«Hemos sufrido una inmediata reducción de la actividad muy abrupta y muy profunda, provocada por el confinamiento. Y precisamente por ser tan abrupta, los números son astronómicos», explica Douglas Irwin, profesor en la Universidad de Dartmouth y experto en política comercial durante la Gran Depresión. Además, considera que «la forma en que el mundo se sumió en la Gran Depresión fue provocada por una caída lenta y continuada. Fue un estrangulamiento lento de la economía».
Como pasó entonces, el colapso actual es global. Pero la escala es mucho más pequeña, según explicó Gita Gopinath, economista jefa del FMI, en su comparecencia del mes pasado. La entidad estima que la economía mundial se hundió un 10% durante la Gran Depresión, frente a una previsión del 3% para este año y una vuelta al crecimiento el próximo. Las economías más desarrolladas se desplomaron un 16% en la Depresión, frente al 6% pronosticado para 2020.
Una serie de gruesos errores regulatorios provocaron que la Gran Depresión fuera más larga y más severa. Los bancos centrales se arrojaron en brazos del patrón oro, que ya no existe. El resultado fue una profunda deflación, lo que elevó el valor de las deudas y redujo los salarios.
Los gobiernos también recortaron el gasto como reacción a una reducción en los ingresos. Según las economías se deterioraban, los países levantaron barreras comerciales en un esfuerzo por proteger las industrias domésticas. El resultado fue una contracción global de la demanda, lo que hizo más profunda la depresión.
Sede del BCE en Fráncfort. (Reuters)
Esta vez, los bancos centrales de todo el mundo recortaron rápidamente los tipos de interés y desplegaron programas para facilitar el crédito a los mercados. Los Gobiernos aprobaron medidas de gasto masivas, incluyendo los dos billones de la Fed para mantener a flote las empresas y proteger los empleos. Y no ha habido ninguna barrera comercial en respuesta a la pandemia.
«No voy a decir que todo lo que han hecho los reguladores esté bien, pero hemos entendido que cualquier retraso en la toma de decisiones empeora el rumbo de la economía», afirma Catherine Mann, economista jefa de Citigroup.