En Rusia empiezan a alzarse las voces críticas, aunque de momento son minoría. El líder opositor ruso Alexéi Navalni, encarcelado en un penal al este de Moscú, ha llamado este miércoles a la movilización diaria dentro y fuera de Rusia contra la invasión de Ucrania y contra el presidente de Rusia, Vladímir Putin. “Si para detener la guerra tenemos que llenar las prisiones, lo haremos. No estemos contra la guerra. Vamos a pelear contra la guerra”, ha afirmado en su cuenta de Twitter.
Navalni sostiene que la población rusa quiere ser “una nación de paz”, aunque, sin embargo, ahora mismo pocos se atreverían a calificarla así e invita a sus connacionales a no permanecer callados ante “la agresiva guerra contra Ucrania”.
“No puedo y no quiero y no permaneceré callado viendo cómo sinsentidos pseudo históricos sobre eventos de hace 100 años se han convertido en excusa para que los rusos maten los ucranianos y los ucranianos maten a los rusos para defenderse”, escribe Navalni.
“Putin no es Rusia. (…) No podemos esperar más. En cualquier lugar en el que te encuentres, en Rusia, Bielorrusia o en otro lugar del planeta, ve a la plaza principal de tu ciudad cada día. Si estás en el extranjero, ve a la embajada de Rusia. Si puedes organizar una manifestación, hazlo en los fines de semana”, añade.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha advertido por su parte de que una tercera guerra mundial sería “nuclear y destructiva”. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha cargado contra Rusia, a quien ha avisado de que las bombas no derrotarán a su país. “Este ataque demuestra que quieren borrarnos”, ha afirmado.
Esta madrugada, Putin ha endurecido la ofensiva en el séptimo día de la invasión rusa con el lanzamiento de paracaidistas sobre Járkov, la segunda mayor ciudad de Ucrania, donde siguen los combates. El Ejército ruso controla Berdiansk, en el mar de Azov, ha entrado con fuerza en Jersón y continúa el asedio a Mariupol, totalmente rodeada según las autoridades ucranianas, aunque Rusia asegura que ya está tomada. En paralelo, el convoy militar que se dirige desde hace dos días a Kiev sigue parado, por falta de combustible y alimentos, según EE UU y el Reino Unido. El ministro de Defensa británico, Ben Wallace, ha asegurado hoy que la moral es baja entre los combatientes rusos, algunos de los cuales se han rendido, aunque ha advertido al tiempo de que Putin “no conoce el límite de la violencia”.
A medida que incrementan los ataques contra Ucrania se endurece el aislamiento de la Rusia de Putin. La marea de sanciones han afectado a la línea de flotación de su economía. El mercado de valores ruso, con el rublo desplomado, permanecerá cerrado también este miércoles mientras empiezan a verse los primeros síntomas de corralito en el país euroasiático, el más grande del mundo, con 144 millones de habitantes.