A finales del tercer trimestre del 2022, Guinea Ecuatorial fue sumergida a una inflación por la subida de los precios de productos de primera necesidad, debido a la crisis multifacética que afecta al mundo entero. Ante esta situación, el Ejecutivo ecuatoguineano decidió subvencionar los productos de consumo para reducir su precio en los mercados del país.
Por este motivo, el pasado mes de diciembre llegó al país el primer lote de alimentos adquiridos por el Gobierno en Serbia. Antes de la adquisición de dichos artículos, el Ejecutivo ecuatoguineano acordó con las empresas mayoristas los precios a los que deberían venderse cada producto.
Las empresas mayoristas, según se ha podido constatar cumplen con lo acordado. El problema viene a ser que los dueños de los pequeños establecimientos (abacerías, establecimientos de venta de productos congelados), no cumplen con estas medidas. A día de hoy se observa que muchos de ellos siguen vendiendo el kilo de productos adquiridos en Serbia al mismo precio que los demás productos provenientes de otros países.
Esta situación ha llevado a este medio a hablar con algunos dueños de esos establecimientos, quienes ante la pregunta de por qué no especificaban en su tabla de precios cuáles eran los productos de Serbia y por qué no había una deferencia de los precios con los demás. La respuesta obtenida ha sido, «no tenemos productos de Serbia aquí». Respuesta difícil de creer porque, en una reunión mantenida el pasado 25 de febrero entre la ministra delegada de la Tesorería, Milagrosa Obono Angüe y las empresas mayoristas, éstos últimos, empresarios, presentaron la preocupación sobre la no adecuación de los precios por parte de los minoristas y vendedoras del mercado, situación que puede influir negativamente en el impacto esperado por el Gobierno en beneficio de la población.
Algunos clientes como Carmen, madre de familia numerosa, ha expresado que ella no ve ninguna diferencia, porque todo está mezclado. «En la abacería no te dicen cuáles son los productos de Serbia, ellos te venden todo igual, el Kilo de costillas de cerdo está a 2000 xfa, las alitas de pollo a 1800, como lo venimos comprando hace dos años. Al final los que ganan son los que tienen las abacerías», lamenta la mujer.
Lucía, por su parte, asegura que ha ido muchas veces a los establecimientos responsables de vender esos productos al por mayor, para intentar comprar unas cuantas cajas para el consumo personal, pero nunca lo consigue. «Cuando llego a Martínez o EGTC, encuentro que estos monamis que tienen abacerías y las comerciantes de Semu ya se lo han llevado todo, no hay manera de comprar nada para llevar a tu casa. Yo creo que primero deben dar prioridad a los que no somos comerciantes, ya después si sobra que les vendan a ellos para hacer su negocio».
¿Sería necesario que el Gobierno tome medidas para remediar esta situación o simplemente los ciudadanos de a pie deberían seguir siendo víctimas de esta situación?