Durante los últimos meses, este periódico digital ha venido publicando noticias relacionadas con el blanqueo de capitales o corrupción, como recordaréis el caso reciente de los más de 1.500 millones de XAF en Ebibiyin, o la trama de corrupción en el Ministerio de Hacienda y Presupuestos, el caso de venta del ATR en CEIBA, el caso de SEGESA, la venta de efectos timbrados del Tesoro, el escándalo en la Dirección de Extranjería, las 28 empresas de mantenimiento en INSESO, las exoneraciones y levantes sin autorizaciones de aduanas en Malabo y Bata, y una lista larga de casos conocidos y desconocidos, todos ellos con un denominador común que es la ganancia ilícita de bienes, incluido grandes sumas de dinero y lo cual supone un efecto negativo directo en el desarrollo de las sociedades donde se registra. Para entender qué es el lavado, primero veamos sus antecedentes.
Historia del Blanqueo de Capitales
La antigua China es conocida por ser una de las civilizaciones más antiguas e influyentes, y su economía fue un componente crucial para su desarrollo y crecimiento, que se basaba en el comercio de una amplia variedad de productos generando un impacto significativo, tanto en su economía nacional como en la global. Las rutas comerciales de la antigua China, como la famosa Ruta de la Seda permitieron no solo el intercambio de bienes, sino también de conocimientos e ideas entre diferentes culturas y regiones del mundo. Estas rutas eran recorridas por caravanas comerciales que transportaban productos valiosos y establecían acuerdos comerciales a lo largo de su trayecto.
Según el historiador Sterling Seagrave, el blanqueo de capitales conocido también como lavado de dinero, es una práctica que se remonta hace más de 2000 años atrás, con los comerciantes chinos que ya utilizaban métodos para «limpiar» sus ganancias y eludir las prohibiciones comerciales impuestas por los Gobiernos regionales. A lo largo de los siglos, esta práctica evolucionó y se adaptó en diferentes contextos económicos y políticos, especialmente durante la era de la Prohibición en Estados Unidos, donde figuras como Capone utilizaron métodos similares para blanquear las ganancias de la venta ilícita de alcohol.
El término «lavado de dinero» no se acuñó hasta la década de 1970, pero la esencia de la actividad ha permanecido constante, que es la de ocultar el origen de fondos obtenidos ilegalmente para hacerlos parecer legítimos. En la actualidad, el lavado de dinero es un delito en muchas jurisdicciones y se considera una amenaza significativa para los sistemas financieros globales.
¿Cómo se blanquea actualmente?
Haciendo un análisis sobre los informes de los casos de blanqueo de capitales, podemos observar que existen 4 métodos principales:
- Primero, es la estratificación mediante bancos, que implica la disposición de grandes sumas de dinero en efectivo en bancos, para luego distribuir esos fondos en múltiples cuentas, y a menudo en diferentes países complicando así el rastreo del origen del mismo.
- Segundo, son las empresas de fachada o creación de negocios que parecen legítimos, pero que en realidad existen principalmente para camuflar ingresos ilícitos. Estos negocios pueden involucrar actividades con transacciones predominantemente en efectivo, como restaurantes, salones de belleza, empresas de prestación de servicios, lo que facilita la inflación artificial de ingresos.
- Tercero, es el comercio internacional mediante el uso de sobrevaloración o subvaloración de facturas en el comercio internacional y permite mover dinero entre fronteras sin despertar sospechas, mezclando fondos ilegales con los flujos comerciales legítimos.
- Cuarto, es un método muy conocido, el de las inversiones en bienes raíces mediante la compra de propiedades inmobiliarias para luego venderlas y el dinero obtenido es presentado como capital ganado legítimamente.
Efectos en los sistemas financieros
El blanqueo de capitales representa una amenaza significativa para los sistemas financieros globales, ya que socava la integridad y estabilidad de las instituciones financieras y los mercados. Este delito facilita la ocultación de ganancias ilícitas, permitiendo que el dinero obtenido a través de actividades criminales se introduzca en el sistema financiero como si fuera legítimo. Esto no solo afecta la confianza de las instituciones financieras por parte de sus clientes e inversores, sino también a su estabilidad financiera y puede tener un impacto negativo en la economía al distorsionar la asignación de recursos, dado que grandes sumas de dinero podrían ser desviados obviando el pago de impuestos que podrían servir para financiar políticas sociales, y reducir la eficiencia del mercado pudiendo acarear que empresas legítimas se vean en desventaja frente a las financiadas por dinero de lavado que pueden permitirse prácticas comerciales no sostenibles o poco éticas.
Además, el blanqueo de capitales está vinculado a menudo con otros delitos graves, como el financiamiento del terrorismo y la corrupción, lo que representa un riesgo para la seguridad y el bienestar social. Las organizaciones internacionales y los gobiernos han implementado una serie de medidas, para combatir este fenómeno incluyendo leyes más estrictas, la creación de unidades de inteligencia financiera y la cooperación internacional para mejorar la transparencia y el intercambio de información.
Para combatir eficazmente el blanqueo de dinero a través de la estratificación en bancos y otros métodos, un Gobierno puede implementar una serie de medidas enfocadas tanto en la prevención como en la detección y en la imposición de sanciones. Aquí algunas estrategias clave:
Fortaleciendo las regulaciones: adoptando leyes más estrictas sobre blanqueo de dinero que definan claramente los delitos y establezcan sanciones severas para los infractores, tanto individuales como corporativos, asegurando que los bancos y otras instituciones financieras implementen sistemas efectivos de vigilancia y reporte de transacciones sospechosas, esto incluye la obligación de conocer a su cliente (KYC) y la diligencia debidamente mejorada, para clientes de alto riesgo y proporcionando formación regular a los empleados del sector financiero sobre las técnicas de detección de blanqueo de capitales y las regulaciones vigentes.
Cooperando internacionalmente: participando activamente en redes internacionales como el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) para compartir información y mejores prácticas en la lucha contra el blanqueo de dinero y firmando acuerdos de cooperación para el intercambio de información financiera y judicial que faciliten la persecución transfronteriza de delitos financieros.
Implantando un sistema de transparencia: estableciendo y manteniendo un registro público que detalle quiénes son los beneficiarios reales de las empresas y fundaciones, lo que ayuda a prevenir el uso de empresas de fachada para el blanqueo de capitales e incentivando el uso de tecnologías como el análisis de big data y la inteligencia artificial para monitorizar transacciones y detectar patrones anómalos que puedan indicar actividades de blanqueo.
Educando y concienciando a la población: mediante campañas públicas para informar sobre los riesgos y las consecuencias del blanqueo de dinero, tanto para la economía como para la sociedad en general, incluyendo la educación financiera en los currículos escolares para fomentar una comprensión temprana de las finanzas y la legalidad.
Conclusiones.
El blanqueo de capitales es una amenaza multifacética que afecta negativamente a los bancos, las economías y las sociedades en todo el mundo. Este fenómeno no solo facilita la continuación y expansión de actividades criminales, sino que también erosiona la confianza pública en las instituciones financieras y debilita el tejido social y económico de las naciones. A través de métodos como la estratificación en bancos, empresas de fachada, comercio internacional e inversiones inmobiliarias, los criminales ocultan el origen ilícito de enormes sumas de dinero socavando así la ley y el orden establecidos.
Para contrarrestar eficazmente esta problemática, es crucial que los Gobiernos implementen una combinación de regulaciones más estrictas, cooperación internacional mejorada, tecnologías avanzadas, y programas de educación y concienciación pública. Estas medidas no solo ayudarán a detectar y prevenir el blanqueo de dinero, sino que también fortalecerán las bases de un sistema financiero transparente y justo.
La lucha contra el blanqueo de capitales requiere un esfuerzo global coordinado y un compromiso inquebrantable para preservar la integridad y estabilidad del sistema financiero internacional. Solo a través de un enfoque integrado y colaborativo se puede esperar mitigar los efectos devastadores de esta práctica ilegal y asegurar un futuro económico más seguro y equitativo para todos.