Apple y Google desarrollan desde hace semanas un programa para detectar si una persona ha estado cerca de usuarios infectados con el Coronavirus. Una colaboración conjunta sin precedentes entre los dos gigantes de la tecnología que ejercen un duopolio de facto en el mercado de los teléfonos móviles.
Hasta la fecha, solo hemos conocido el lado amable del proyecto: que consistiría en una API (un conjunto de interfaces de programación de aplicaciones) que, mediante la emisión de señales a través de Bluetooth de bajo consumo energético, permitiría conocer qué usuarios se han visto expuestos al coronavirus para así poder notificárselo.
Sin embargo, tras la explicación técnica que han promocionado estas multinacionales, existe un lado oscuro difícil de omitir.
En esencia, lo que están desarrollando es un programa que se instalará camuflado en las actualizaciones de otras aplicaciones que ya están en tu móvil. Un programa que notificará a las personas que se han visto expuestas a el Coronavirus, incluso a aquellas que no se hayan instalado una aplicación gubernamental para tal fin, y que, además, funcionará en cientos millones de móviles en todo el mundo sin que los usuarios hayan dado ningún tipo de consentimiento para ejecutar estas funciones.
Estas son las principales conclusiones que pueden obtenerse tras leer el artículo sobre una reunión informativa entre un periodista de The Verge y responsables de este proyecto por parte de Google y Apple.
Dado que la fuente original es un artículo sin declaraciones ni entrecomillados (una fórmula que no resulta extraña en los briefing el sector de la tecnología) PIXEL ha contactado con Google y Apple para conocer la veracidad de las informaciones de dicho artículo.
En el caso de Apple, la compañía confirma que la información incluida en el artículo es «correcta».
Mientras tanto, en el caso de Google, un portavoz de la compañía ha señalado que el artículo se elaboró a raíz de una llamada que se produjo el día 14 de este mes y que corresponde a un anuncio oficial que la empresa había hecho cuatro días antes, el 10 de abril. Sin embargo, Google da dos versiones contradictorias en esos cuatro días.
«En mayo, ambas compañías lanzarán APIs que permitirán la interoperabilidad entre Android e iOS utilizando apps de las autoridades sanitarias. Estas apps [las de las autoridades sanitarias] estarán disponibles para que los usuarios las puedan descargar desde sus respectivas tiendas de aplicaciones», asegura el comunicado de Google del 10 de abril.
Sin embargo, cuatro días después, el 14 de abril, la versión que los responsables de Google y Apple trasladan a The Verge cambia.
«Cuando el rastreo de contactos esté habilitado al nivel del sistema operativo [cuando esté instalado y en funcionamiento] notificarán a las personas que hayan estado potencialmente expuestas al COVID-19, incluso si no se han descargado la aplicación principal de las autoridades sanitarias», asegura el medio norteamericano tras el encuentro.
El giro de 180 grados que da el discurso de las compañías en estos cuatro días no es cosa menor. De este modo, formar parte en el programa de rastreo diseñado por Google y Apple pasa de ser algo voluntario a ser algo obligatorio donde el usuario no tiene ni voz ni voto.
La idea tras este funcionamiento es que este programa oculto para rastrear el coronavirus esté presente en cuantos más móviles mejor para luchar contra la pandemia. Sin embargo, durante el encuentro telemático, ninguno de los participantes de Google y Apple supieron precisar qué porcentaje de la población es necesario para que su sistema de rastreo sea realmente efectivo.
Según demuestra la experiencia, la gente se muestra reacia a instalar las aplicaciones de rastreo del Coronavirus en sus teléfonos de forma voluntaria.
Un caso icónico es el de Singapur, un estado con 5,6 millones de personas que está recibiendo elogios por su forma ejemplar de mantener a raya a la pandemia. Un país en el que solo un 12% de la población descargó en sus teléfonos una app de rastreo que informase sobre si había estado en contacto con personas contagiadas por coronavirus.
Google reconoció durante el encuentro que «distribuiría el programa de rastreo de infectados mediante una actualización de Google Play [la tienda de Google para descargar actualizaciones en los móviles Android] que permitiría a la compañía llegar a la inmensa mayoría de terminales en activo» y estará disponible para todos los smartphones que utilicen un sistema operativo de Android 6.0 en adelante, según The Verge.
Las actualizaciones automáticas están programadas por defecto (siempre y cuando el móvil esté conectado al Wifi) en el sistema operativo de Android. Esto implica que el programa se instalará, como un parásito o como un troyano, en cientos de millones de móviles de todo el mundo aprovechando una actualización automática de la tienda de aplicaciones sin que los usuarios sean conscientes de ello y sin, a priori, poder hace nada por evitarlo.
De este modo, la única forma de evitar que el programa se instale de tapadillo es desactivando las actualizaciones automáticas de Google Play, antes de que esta actualización se lance, algo que previsiblemente ocurrirá en mayo.
En el caso de Apple, la compañía no precisó la fórmula por la que haría llegar este programa a sus usuarios.
Independientemente de si se trata de móviles de Android o de Apple, el programa parasitario que desarrollan de forma conjunta está pensando para funcionar a través de tecnología Bluetooth. Un sistema de conectividad que muchos terminales tienen activado por defecto y que millones de personas utilizan para conectar al móvil al manos libres del coche o a los auriculares inalámbricos.
En este sentido, una de las formas de impedir que el programa de rastreo se ejecute en segundo plano sin que los usuarios lo sepan sería desactivar el Bluetooth del móvil. Sin embargo, esto impediría poder conectar el teléfono a todos los accesorios antes mencionados.
Asimismo, aún no está clara la cadena de pasos a seguir desde que se detecta una persona infectada hasta que se notifica al resto. En este sentido, en una de sus primeras comunicaciones, desde Apple apuntaron a que tendría que ser el propio infectado el que se bajase una app oficial del Gobierno para darse de alta como enfermo.
Tanto Google como Apple aseguran que respetarán la privacidad de los usuarios sin recoger datos sobre la localización de los teléfonos y afirman que el programa de rastreo a través de Bluetooth simplemente está pensado para medir la proximidad entre los usuarios.
Sin embargo, ambas compañías se han visto expuestas a multitud de escándalos relacionados con la privacidad de los usuarios. Uno de los casos más sonados de Apple fue cuando el verano pasado se vieron obligados a pedir disculpas cuando se descubrió que sus contratistas estaban escuchando conversaciones privadas a través de las grabaciones de Siri. En el caso de Google, el fiscal de Nuevo Mexico imputó de oficio a la compañía por «espiar a niños» con «propósitos deliberadamente oscuros».