Pocas cosas hay en la vida más clarificadoras que la asociación de ideas. Manuel Nguema Obomo (Guinea Ecuatorial, 1943) ya es para todos Manolo do Pereiró, el equipo con el que comenzó a colaborar hace 29 años y en el que sigue al pie del cañón como delegado a sus 76 años. Con la misma ilusión e idéntico compromiso dando sentido a la famosa frase del Bertolt Brecht: los imprescindibles son los que están para toda la vida. Y Nguema, es decir Pereiró, es uno de ellos. «Manolo no solo es un referente para el club, sino para muchos clubes», comentan desde la directiva del Rápido Pereiró, que incluso ya celebró en torneo alevín poniéndole el nombre de su primer colaborador.
Manolo llegó a Vigo con 23 años procedente de su tierra natal y comenzó a trabajar en el sector naval en la empresa Freire. Fue ahí en donde surgió la invitación para formar parte del histórico conjunto vigués. «Un amigo con el que trabajé en Paulino Freire me dijo si le podía echar una mano en el Pereiró y hasta hoy», en donde ejerce de delegado del equipo sénior que milita en Tercera Regional. Desde ese día han pasado 29 años de relación entre Nguema y el club, del que asegurar quedar enamorado por coincidir los colores con los de su amado Barcelona. «El Pereiró viste como el Barça y a mí me encanta el equipo del Barcelona. Compartimos colores y eso me encanta», precisa. De paso, se erige en firme defensor del fútbol combativo.
Sentimiento azulgrana
Y con ese sentimiento azulgrana Manolo Nguema acude puntual a cada entrenamiento en el campo da Mina, la base de operaciones de la entidad. «Voy todos los días: lunes, martes, jueves y después a todos los partidos». Su faceta oficial es la de delegado del primer equipo, pero el está para todos «cuando no hay nadie voy yo, a veces con los juveniles, pero con cualquier equipo». Lo de entregar las fichas y sentarse en el banquillo solo es un epígrafe más en su hoja de ruta en el equipo a lo largo de estas tres décadas. «Está en el campo todos los días trabajando, pendiente de los niños, del campo, de los vestuarios, de todo…», precisa la vicepresidenta Maica Torres.
Nguema, además, también forma parte de la junta directiva. Torres, como otros muchos directivos que han pasado por el club, ya se encontró con Manolo cuando llegó. «Han pasado muchas directivas por el club, se marcha una gente, viene otra pero, yo sigo aquí, hasta que el cuerpo aguante y no pueda más», comenta entre risas. «Lleva toda la vida aquí, toda la vida de delegado y de otras cosas. Es un referente para el club y para muchos clubes. Es una persona que empatiza con todo el mundo, está para lo bueno y para lo malo. Yo creo que el club es Manolo», añade Torres, una de las cabezas visibles del proyecto actual.
Porque Manolo solo tiene amigos en el mundo del fútbol. De entrada admite que el buen trato con los chavales y con sus padres es lo mejor de su altruista dedicación. «Me llevó bien con todo el mundo. Yo siempre digo que lo único que quiero es echar una mano porque me encanta hacer cosas», un detalle que no ha pasado desapercibido para nadie, especialmente para su club, que no dudó en ponerle su nombre a un torneo alevín. «Fue un reconocimiento a su trayectoria en el mundo del fútbol, solo lo hicimos un año pero tenemos que volver a retomarlo», manifiesta la vicepresidenta. La Federación Galega de Fútbol, en su última gala también se sumó al agradecimiento con una distinción.
Un mensaje para todos
Durante estos 29 años han pasado infinidad de jugadores por un club centrado en exclusiva en la cantera y al ser preguntado por un futbolista que le impresionase desde muy joven apunta a un tal Juanito al que le ha perdido la pista por completo. «Me acuerdo de un Juanito que estuvo con nosotros, era un gran jugador, no sé dónde estará ahora, igual casado y con hijos», ironiza al tiempo que lanza un mensaje a todos los jóvenes que se calzan las botas: «Si no se trabaja no se hace nada, no hay otro camino para triunfar en el fútbol». El consejo de quien lleva toda una vida detrás de unos colores y de balón sin pedir nada a cambio. Un ejemplo.