No suele tener miedo al triunfo Novak Djokovic, en pugna con Nadal y Federer por ser el tenista más grande de la historia, pero cuando llegan los Juegos, le entra el ‘mal olímpico’. Un bronce en 2008 era su único botín hasta ahora y parecía que este era el año del oro, el que completaría el Golden Slam (cuatro grandes y campeón olímpico), sin el manacorí y el suizo en cartel y en clara ventaja sobre Zverev en las semifinales: 6-1, 3-2 y saque.
Sin embargo, ahí llegó el ‘miedo a ganar’. El alemán se enchufó y desconectó al número uno del mundo a base de winners y con ocho juegos consecutivos remontó el segundo set (3-6) y se puso 0-4 en el tercero y definitivo. No logró recuperarse de semejante mazazo Nole, que tendrá que competir de nuevo por el bronce, como en Pekín, tras perder el envite final por 1-6. Complicando, de paso, una nueva medalla para España, puesto que en la lucha por el cajón le espera Pablo Carreño, que sucumbió en su semifinal ante Karen Kachanov.