Según las informaciones recogidas por el diario keniano ‘The Nation’ durante las últimas horas han sido localizados otros 17 cuerpos en varias fosas en los terrenos, situados en una zona boscosa en Shakahola, en el condado de Kilifi.
«Esto ha sido un mal uso de los derechos fundamentales de libertad con el supuesto uso de la Biblia para matar y provocar una masacre. Aquellos que instaron a otros a ayunar y morir estaban comiendo y bebiendo y pretendían prepararlos para encontrarse con su creador», ha declarado el ministro de Interior de Kenia, Kithure Kindiki, tras su visita a la zona.
Asimismo, la Cruz Roja de Kenia ha iniciado trabajos para intentar localizar a más de 210 personas –entre ellas 112 menores de edad– que han sido dadas por desaparecidas en el marco de las investigaciones en torno a esta secta, tal y como ha informado el diario ‘The Star’.
Mackenzie, detenido el 14 de abril después de que se confirmara la existencia de fosas comunes en la zona, se encuentra detenido junto a otras trece personas de cara a una vista que se celebrará el 2 de mayo. La Fiscalía ha pedido tiempo para completar la investigación.
El presidente de Kenia, William Ruto, afirmó el lunes que lo que vio en los terrenos de la secta es «similar al terrorismo». «Mackenzie, que actúa como pastor, es de hecho un criminal terrible», manifestó, antes de especificar que «los terroristas usan la religión para promover sus actos atroces».
Por su parte, Kithure Kindiki ha abierto la puerta a una mayor regulación de los espacios de culto en el país tras el descubrimiento de las fosas comunes en Kifili.