Tras haber quedado considerablemente rezagado en la carrera de la industrialización mundial, el continente africano está ahora en condiciones de industrializarse sin tener que copiar otros modelos, apostando por la digitalización de los métodos de producción, el despliegue de tecnologías verdes y la explotación del potencial de la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA), según un informe publicado el 21 de junio por el Instituto Firoz Lalji para África, centro de investigación albergado por la London School of Economics and Political Science.
Titulado «White paper on sustainable industrialisation in Africa: The art of upgrading industrial policymaking itself», el informe comienza señalando que la industrialización es la forma más probada de alcanzar niveles de vida elevados y sostenibles, bases impositivas más amplias y exportaciones diversificadas.
Desde finales del siglo XVIII, el Reino Unido, Francia, Alemania y otros muchos países europeos empezaron a industrializarse. La segunda oleada de industrialización afectó a Japón y Estados Unidos, seguidos de otros países como Singapur, Corea del Sur, Tailandia y China.
El último grupo de países emergentes en vías de industrialización incluye a Malasia, Indonesia, Vietnam, India, Brasil, Chile y Costa Rica.
En la mayoría de los casos, la política industrial fue activa e intencionada, en lugar de dejarse en manos invisibles de la oferta y la demanda.
En África, sin embargo, la transformación estructural de las economías, que en la mayoría de los casos ha resultado de una transferencia de recursos del sector primario al secundario y luego al terciario, tiende a eludir la secuencia de industrialización.
Hasta ahora, se considera que los esfuerzos de industrialización del continente han sido infructuosos, aunque la realidad es más matizada y compleja.
La parte del sector industrial en el empleo total del continente descendió al 11,8% en 2004 desde el 12,3% en 1991, antes de aumentar ligeramente hasta el 13,6% en 2021.
También hay diferencias entre las distintas subregiones del continente. En África del Norte, los empleos en la industria representarán el 26% del total en 2021, cerca del umbral del despegue industrial. Le siguen África Austral (17%), África Occidental (13%), África Central (11%) y África Oriental (10%).
Inventar un modelo propio en vez de copiar a otros
El informe afirma que los bajos niveles de industrialización del continente se explican, entre otras cosas, por los efectos nocivos de los planes de ajuste estructural (PAE), que animaron a los países africanos a abandonar las palancas de la política industrial y permitir que los mercados liberalizados explotaran sus ventajas comparativas. Esto ha favorecido el crecimiento de la minería y la extracción de petróleo, intensivas en capital, frente al desarrollo de industrias manufactureras intensivas en mano de obra.
Aunque la industrialización sigue siendo una de las mejores respuestas a la urgente necesidad de crear 12 millones de puestos de trabajo al año para absorber a los recién llegados al mercado laboral, el continente ya no podrá copiar los modelos que ya han demostrado su éxito, incluido el del Sudeste Asiático.
Los países africanos se enfrentan ahora a una mayor competencia en el sector manufacturero, tanto en el mercado internacional como en el nacional, que otros países cuando emprendieron el camino de la industrialización.
Por otra parte, las cadenas de valor mundiales no son las mismas que en el siglo XX, ya que las reglas del comercio mundial han cambiado hacia más restricciones y regulaciones.
Sin embargo, el informe muestra que África tiene una serie de ventajas que le permitirán industrializarse de una manera diferente y más sostenible. La primera de ellas es aprovechar la concienciación mundial sobre la emergencia ecológica para adoptar métodos de producción industrial limpios y tecnologías verdes, capitalizando los abundantes recursos energéticos renovables del continente y maximizando el valor añadido de los metales necesarios para la transición energética, como el cobre, el cobalto y el litio.
El continente también puede aprovechar la digitalización de los procesos de producción para aumentar el valor de todas sus materias primas, incluidos el petróleo, el gas, la madera y los productos agrícolas.
El desarrollo de cadenas de valor regionales también puede acelerar la transformación industrial de los países africanos. La Zona de Libre Comercio Continental Africana, que establecerá un vasto mercado común de 1.300 millones de consumidores, ofrece una oportunidad única para promover estas cadenas de valor regionales. África se está convirtiendo en el mayor mercado de consumo del mundo, con una población que pasará de los 1.200 millones actuales a 2.500 millones en 2050.